segunda-feira, 21 de junho de 2010

¿Quién construyó las pirámides? Nuevas pistas sobre un enigma sin resolver

Más Allá de la Ciencia nº 253

Textos Nacho Ares

La pregunta de cómo se construyeron las pirámides parece estar en un segundo plano después de plantear la cuestión no menos sugerente de quién las erigió. Hay nuevos datos.

El enigma de cómo se construyeron las pirámides de la meseta de Giza (Egipto) hace casi 4.500 años parece no tener importancia ya. Los arqueólogos se han rendido a la evidencia de que, hoy por hoy, resulta muy complicado dar con la clave ante la falta absoluta de evidencias. Así, las líneas de investigación se han orientado en otro sentido: buscar las tumbas de los obreros y, entre sus restos, intentar aclarar tan escurridizo enigma.

Último hallazgos en Giza


Las nuevas tumbas descubiertas en la meseta de Giza, al sur de El Cairo (Egipto), confirman algo que, desde que apareció el primer sepulcro en el año 1989, ya se sabía: las pirámides no fueron construidas por esclavos, sino por obreros cualificados. La idea romántica de un faraón Keops tirano, propiciada en parte por algunos autores antiguos, como Heródoto, y apoyada también por el error al que lleva la lectura literal de algunos mitos bíblicos, hizo que durante generaciones muchas personas creyeran que las pirámides fueron construidas por prisioneros. Y nada más lejos de la realidad. En las recientes excavaciones se han descubierto las tumbas de los obreros que debieron de participar en la construcción de las dos pirámides más antiguas de la Meseta, las de Keops y Kefrén, a principios de la IV Dinastía. Estos sepulcros están formados por simples pozos en los que se han depositado decenas de cuerpos pertenecientes a los jornaleros, que han llegado en buen estado hasta nosotros debido a la sequedad del ambiente. Junto a los cuerpos los arqueólogos han encontrado ofrendas en forma de jarras para contener pan y cerveza que el difunto usaría como alimento en el Más Allá. En palabras de Zahi Hawass, secretario general de las Antigüedades de Egipto, “estas tumbas fueron construidas al lado de la pirámide del rey, lo que indica que esta gente no era de ninguna manera esclava. Si hubiesen sido esclavos, no se les habría permitido erigir sus tumbas junto a la de su monarca”.

Descubrimiento casual


La necrópolis se encontró de forma casual en el año 1989 cuando una turista estadounidense cabalgaba por la zona sur de la meseta de Giza. Las patas del animal se hundieron en la arena dejando al descubierto el interior de una tumba. En el lugar, separado de la necrópolis real formada por los conjuntos funerarios de las tres pirámides de Keops, Kefrén y Micerinos por un gran muro de piedra (“el Muro del Cuervo”), se han hallado hasta ahora centenares de tumbas de la IV Dinastía y algunas de comienzos de la V. Aparte de miles de vasijas y ajuares sencillos, los sepulcros también han conservado los restos de multitud de personas. Muchas de ellas presentaban varias deformaciones en la espalda que han sido interpretadas por los paleopatólogos como producto del transporte de los grandes bloques de piedra usados en la construcción de las pirámides. Sin embargo, lo sorprendente es que estas dolencias también se manifiestan en los cuerpos de las mujeres, muchas de ellas dedicadas al culto de la diosa Hathor. Si, además, se tiene en cuenta que los templos mortuorios levantados al pie de las pirámides durante la IV Dinastía estaban dedicados a esta divinidad femenina, todo parece indicar que los “constructores de las pirámides” podrían quedarse en simples constructores de templos anexos. Los títulos de estos personajes importantes así lo demostraban: “director de los trabajos del rey”, “director de los trabajadores”, “inspector de los artesanos”, “director de los proyectistas” y “observador de la cara de la pirámide”. Todos ellos correspondían a funcionarios del mantenimiento de la necrópolis años después de que se construyeran las pirámides. Sin embargo, por primera vez, los hallazgos de nuevas tumbas retrasan la datación de esos sepulcros a épocas contemporáneas a la construcción de los monumentos, lo que puede abrir nuevas puertas a la investigación.

Un cementerio... con sus ciudad


Más al Este, cruzando el Muro del Cuervo, se encuentra la llamada “Ciudad de los Constructores”. Allí el egiptólogo estadounidense Mark Lehner lleva más de una década realizando un trabajo magnífico, sacando a la luz los restos de la ciudad que posiblemente habitaran en el Imperio Antiguo los obreros que trabajaban en los monumentos de Giza. Desde hacía décadas se sabía que en algún lugar de esta Meseta debía de estar el emplazamiento en el que vivían las personas que trabajaban en la propia planicie, convertido con el paso de los años en casi una nueva ciudad. Desde su descubrimiento, Lehner ha puesto de manifiesto la presencia de una cultura sofisticada. Entre los hallazgos cabe destacar cientos de panaderías, comedores, dormitorios, viviendas y edificios públicos. Todos ellos proporcionan algo más de información sobre este lugar y sobre la vida cotidiana de los egipcios en el Imperio Antiguo.

El último secreto de la Gran Pirámide



El manido canal sur de la Cámara de la Reina en la Gran Pirámide está siendo investigado por dos equipos científicos diferentes. Uno de ellos pertenece a la Universidad de Singapur y otro, quizá el más activo, a la Universidad de Manchester (Reino Unido). Este último realiza pruebas en laboratorio sobre el proceso que habría que seguir para traspasar la primera puerta y poder perforar la segunda con el fin de conocer qué hay detrás de ella. En el año 1993 el alemán Rudolf Gantenbrink descubrió en el canal sur, a unos 65 m de profundidad, una pequeña puerta de las mismas dimensiones que el pasadizo, 20 x 20 cm. En 2002 el Consejo Superior para las Antigüedades de Egipto y National Geographic llevaron a cabo una primera exploración al perforar la primera puerta de Gantenbrink. Tras ella apareció una segunda puerta sellada que ahora espera a ser atravesada para conocer su misterioso secreto.

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